El elevado número de edificios carentes de trasteros, sobre todo en las viviendas antiguas, y el hecho de que el tamaño medio de los pisos en España es de 60 metros cuadrados, contribuyen al incremento del alquiler de trasteros.
El self storage o alquiler de trasteros es un mercado emergente que, tras conquistar las periferias, mira hacia los centros urbanos de las grandes capitales. Aquí, la creciente demanda de espacios de almacenamiento, tanto por parte de particulares como de empresas y autónomos, lleva a las compañías especializadas a invertir en nuevos inmuebles.
Ante la eterna pregunta de si comprar o alquilar, los usuarios se están decantando más por el arrendamiento. los alquileres incluyen extras como servicio logístico de entregas de material, servicio de mudanzas, seguro gratuito, material de embalaje y la posibilidad de cambiar de trasteros en otras ciudades de España. Se paga solamente por tiempo y espacio. Puedes darte de baja cuando quieras, no hay una estancia mínima y puedes cambiar el tamaño del trastero cuantas veces quieras.
El porcentaje de trasteros ocupados en España es del 69%. El 70% de los clientes de estos servicios son particulares y el 30% restante corresponde a empresas y autónomos. Los emprendedores se han convertido en los principales demandantes de trasteros en el último año. Utilizan estas instalaciones para el almacenamiento de archivos y documentación, exceso de productos, herramientas o como centro logístico.
Este concepto nada tiene que ver con el tradicional guardamuebles. En el primero el propio usuario almacena sus pertenencias en un trastero y decide cuándo y cómo accede a ellas, ya que tiene disponibilidad total todos los días del año y a cualquier hora. Estos centros disponen de circuito cerrado de televisión, alarmas individuales en todos los trasteros, detectores de incendio y entradas controladas. Solo el cliente tiene llaves y código de acceso personalizado a su espacio. Las cuotas incluyen un seguro multirriesgo. En cambio, un guardamuebles es un contenedor donde se guardan los objetos del cliente, quien debe concertar visitas para acceder a ellos.