Si buceamos en la historia de la humanidad, encontraremos gran variedad de premios y actos culturales importantes; pero quizás el más relevante en los que respecta a organización de eventos culturales internacionales sean los Premios Nobel.
Los premios se instituyeron en 1895 como última voluntad de Alfred Nobel, un industrial sueco que había nacido en 1833 en el seño de una familia de ingenieros. Dueño de la empresa Bofors, se convirtió en un importante fabricante de armamento además del inventor de la balistita (precursora de otros explosivos militares sin humo) y la dinamita. Esto le marcó el resto de su vida, pues siempre tuvo un gran sentido de culpabilidad por el mal que sus invenciones pudieran haber causado a los hombres.
En 1888 Alfred leyó en un diario francés la esquela de su muerte que llevaba por título: El mercader de la muerte ha muerto. Todo fue un error, ya que el fallecido era su hermano Ludvig. Este hecho desconcertó y volvió aprensivo al Sr.Nobel acerca de cómo sería recordado y como pasaría a la posteridad.
Se decidió a cambiar su testamento, el último que escribiera data del 27 de Noviembre de 1895 y en él se especificaba que su fortuna debía emplearse para crear una serie de premios para aquellos que llevasen a cabo el mayor beneficio a la humanidad en las siguientes disciplinas: física, química, fisiología ó medicina, literatura y paz.
De esta manera, Alfred legó el 94% de sus activos monetarios, unos 31 millones de coronas suecas para establecer los cincos premios. Para poder gestionar los fondos cedidos para tales efectos, los albaceas del difunto crearon la Fundación Nobel el 29 de junio de 1900, cuatro años después de la muerte del empresario.