Esta semana el senado italiano ha dado su aprobación para elaborar una reforma laboral muy similar a la que el gobierno actual promulgó hace dos años en nuestro país.  El propio primer ministro italiano, Matteo Renzi, no ha negado haberla hecho a imagen de la española, aunque el modelo a seguir para promulgarla era en principio el alemán.

Uno de los caballos de batalla de esta reforma laboral, que supuso un profundo mazazo para el trabajador y un claro beneficio para el empresa, fue facilitar el despido objetivo. En otras palabras facilitar el despido más barato y frenar el improcedente que era el más común hasta el 2012.

Entre otros artículos, el gobierno de Renzi tiene previsto la reforma del artículo 18 (que data del 1970) del Estatuto de los Trabajadores italianos. Un tema tabú durante casi dos décadas, ya que dicho artículo impedía o dificultaba el despido.

En este aspecto, la reforma italiana difiere de la española, ya que esta permitirá que el despido sea prácticamente libre, salvo por motivos discriminatorios o disciplinarios. El empresario podrá despedir pagando una indemnización, que aún está por concretar.

La estrella de la reforma española fue el contrato para emprendedores, un tipo de contrato que sólo usan las empresas  de menos de 50 empleados. En Italia existen actualmente 40 tipos de contratos diferentes, y el gobierno con esta reforma pretende reducirlos.  Otro de los aspectos que se verán reflejados en la nueva reforma italiana es que se  aprobarán incentivos fiscales a las empresas que contraten nuevos trabajadores.